Ruta 13. Blvd. Juan Pablo II ( Blvd.Cuatro Siglos)

Murales  Sol Rojo y Tierra Vida




Introducción

Los murales “Sol rojo” y “Tierra vida” están elaborados con pequeños mosaicos de diversos colores, creación de la artista Patricia Sabina Muñoz, están situados en la orilla del bordo del Rio Bravo, por el Boulevard Juan Pablo II a poca distancia del parque lineal “Cuatro Siglos” ; fueron inaugurados el 28 de agosto de 2001, durante la Administración Municipal 1998-2001. Su edificación fue patrocinada por las empresas Grupo Imperial y Gas Natural de Juárez. La artista Muñoz es creadora también de la escultura “Continuum” usando mosaico veneciano, instalada en el año 2010 en la Biblioteca Pública de Cielo Vista, en la vecina ciudad de El Paso Texas (4). Los murales “Sol rojo” y “Tierra vida” están trabajados  en muros de mampostería con un recubrimiento de cerámica en la técnica de mosaico.  


Mural “Sol Rojo”


En el mural se Ilustra el clásico atardecer de nuestra región, con un sol rojo en forma triangular a punto de ocultarse tras las montañas; en un primer plano aparecen las figuras de cinco damas  ataviadas con largos y amplios vestidos de color blanco, con un fleco en rojo brillante, que también parece delinear la imagen ondulante de una larga serpiente. El paisaje es desértico y se observan algunas plantas características de la región.

¿Por qué se ve rojo el sol en el atardecer? Conforme el sol baja por el cielo, la luz atraviesa más parte de la atmósfera para alcanzar nuestros ojos. La gama de luz azul y  violeta se dispersan, permitiendo que los rojos y amarillos pasen a través de nuestros ojos, sin la competencia del azul; las partículas de polvo, contaminación y vapor de agua se encuentran en la atmósfera, reflejan  y dispersan aún más los rojos y amarillos, haciendo que el cielo brille de color rojo (2).  

Mural “Tierra Vida”


En este mural se ilustra también un paisaje, con un cielo multicolor y un horizonte montañoso; en un plano intermedio se ven algunas construcciones típicas de un pueblo campirano, en el primer plano aparecen figuras de damas ataviadas con vestidos largos de faldas anchas, con un fleco color azul cielo. Se plasman también montículos de tierra y plantas del desierto.

La Tierra es única en nuestro universo, porque es el único planeta, que se sepa, en donde hay vida. Nuestro planeta se encuentra a la distancia correcta del Sol, lo cual hace posible que en él vivan plantas y animales (3). Compilación hecha por A. Juárez en junio de 2018.  

Fuentes consultadas.

1.- Folleto: Promoción Financiera/Imagen urbana del Municipio de Juárez. Administración 1998-2001.

2.- Artículo: “¿Por qué el cielo es azul y el atardecer rojo?”. Publicado el 10 diciembre, 2014. Consultado el día 2 de junio de 2018 en el sitio: http://www.fundacionunam.org.mx/ciencia/por-que-el-cielo-es-azul-y-el-atardecer-rojo/

3.- Artículo: “Vida en la Tierra”. Consultado el día 2 de junio de 2018 en el sitio: https://www.windows2universe.org/earth/Life/overview.html&lang=sp

4.- Texto electrónico “El Paso public art tour”. City of El Paso. 2015. Consultado el día 2 de junio de 2018 en el sitio: https://mcad.elpasotexas.gov/~/media/files/mcad/public%20art/pabrochure15-digital.ashx?la=en

5.- Fotografías de los murales, tomadas del Texto electrónico: “Monumentos placas y propiedades. Catálogo de obras con valor histórico y/o arquitectónico”. IMIP. Ayuntamiento de Ciudad Juárez. Trienio 2013-2016. Consultado en el sitio:  www.imip.org.mx/Beta/pdu2016/Anexos/CatalogodeObrasValorHistorico/001.pdf

6.- Fotografía de la placa de inauguración tomada del Folleto: Promoción Financiera/Imagen urbana del Municipio de Juárez. Administración 1998-2001.

7.- Fotografia del segmento del mural (primera fotografia de la ficha) capturada en agosto de 2020, por Lupita Juarez.



Parque lineal "Cuatro Siglos"


Monumento a Alvar Núñez Cabeza de Vaca


Introducción.
Monumento conmemorando al probablemente primer europeo  que recorrió estas tierras del norte de la entonces Nueva España: Álvar Núñez Cabeza de Vaca.  La obra de bronce y el pedestal de fierro y cemento es del escultor Raúl Ayala Arellano; fue inaugurada el 13 de marzo de 2001, durante la Administración Municipal 1998-2001; como parte de la conmemoración de los 400 años, del paso de los primeros conquistadores  por estas latitudes. Su edificación fue patrocinado por las empresas: “Consorcio Ara S.A” y “Constructora Alfil S.A.”. La estatua se encuentra en el Parque Lineal Cuatro Siglos sobre la Avenida Juan Pablo II ( 2 ).

Recorrido de Núñez Cabeza de Vaca en la región.

Posiblemente fue el otoño de 1535, cuando Álvar Núñez Cabeza de Vaca fue recibido por los indios Mansos de esta región. Álvar anota en su libro el encuentro con el Río Bravo: “…Y pasamos un río cuando ya vino la tarde, que nos daba hasta los pechos; sería tan ancho como el de Sevilla y corría muy mucho (sic). Y a puesta del sol llegamos a cien casas de indios y antes que llegásemos salió toda la gente que en ellas había a rescebirnos (sic), con tanta grito que era espanto, y dando en los muslos grandes palmadas; traían las calabazas horadadas, con piedras dentro, que es cosa de mayor fiesta…Era tanto el miedo y turbación que estos tenían, que por llegar más prestos los unos que los otros a tocarnos, nos apretaron tanto que por poco nos hubieran de matar, y sin dejarnos poner los pies en el suelo nos llevaron a sus casas…” (   1  ).



Algunos datos biográficos de Núñez Cabeza de Vaca
Nació en  Jerez de la Frontera, España en 1507 y murió en Sevilla en 1559. Conquistador español. Nieto de Pedro de Vera, conquistador y primer gobernador de la isla de Gran Canaria, Álvar Núñez Cabeza de Vaca partió en 1527 hacia las Américas, enrolado como tesorero en la expedición de Pánfilo de Narváez que tenía como misión la exploración de la costa del golfo de México entre la Florida y el río de Las Palmas (hoy Río Grande/Rio Bravo). La flota, compuesta por cinco navíos y seiscientos hombres, zarpó de  Cádiz y, tras hacer escala en Santo Domingo y Cuba, se encaminó hacia las costas de Florida, donde, en abril de 1528, una tempestad les obligó a desembarcar en la bahía de Tampa.
Pánfilo de Narváez decidió, seguir la expedición por tierra, mientras mandaba su flota hacia el oeste en busca de un puerto seguro en el Río Bravo, que creía erróneamente cercano. Tras un periplo en el que se internaron por tierras de indios hostiles, sufrieron la escasez de víveres y el acoso de enfermedades, lo que les hizo regresar al litoral; al no encontrar los navíos de su flota, continuaron la travesía en busca del Río Grande en  canoas improvisadas que volvieron a naufragar poco después de superar el delta del Mississippi, en la isla del Malhado, a la altura de Galveston (3).
Narváez y la mayoría de los expedicionarios murieron, mientras que unas pocas decenas de supervivientes, con Álvar Núñez entre ellos, fueron hechos prisioneros por los indígenas. Núñez consiguió sobrevivir gracias a las virtudes curativas que los indígenas le atribuyeron, y tras pasar dos o tres años de tribu en tribu como curandero o mercader, siguió su viaje hacia el oeste junto al negro Estebanico, Andrés Dorantes y Esteban del Castillo. Recorrieron el sur de Texas, cruzaron el Río Grande aproximadamente a la altura de la actual Ciudad Juárez  y, tras atravesar los Estados de Chihuahua y Sonora, se encontraron con un grupo de exploradores mandado por el capitán Álvarez, quien en mayo de 1536 los condujo a Culiacán y, más tarde, a Ciudad de México, donde fueron recibidos por el virrey Antonio de Mendoza y por Hernán Cortés con todos los honores. Álvar Núñez trajo consigo, las primeras noticias sobre las legendarias siete ciudades de Cíbola y Quivira, que expediciones posteriores, como las de Marcos de Niza o Vázquez de Coronado, intentaron hallar. (3).
Tras retornar a España en 1537, Álvar Núñez Cabeza de Vaca logró que Carlos I de España lo nombrara capitán general, gobernador y adelantado del territorio del Río de la Plata. La expedición, formada por tres navíos y unos cuatrocientos hombres, zarpó  en noviembre de 1540 y arribó en marzo del año siguiente a la isla de Santa Catalina (Brasil). En su marcha, que se inició en noviembre de 1541, atravesó parte de las selvas brasileñas y descubrió las cataratas del Iguazú. Llegó a Asunción en marzo de 1542. Durante su gobierno en Paraguay llegó a tratos con los indios guaraníes para pacificar el país y mantener bajo control otras tribus indígenas más belicosas, logro remontar el Río Paraná y fundó en 1543 el puerto de los Reyes. Fracasó en su intento de repoblar Buenos Aires y de adentrarse por la región del Chaco (3).
En 1544, a la vuelta de una de sus expediciones, estalló en Asunción una sublevación dirigida por
Domingo Martínez de Irala, que acusaba a Álvar Núñez de llevar un gobierno personalista y dictatorial y de proteger en exceso a los indios,  fue apresado, juzgado y encerrado durante diez meses, al cabo de los cuales fue deportado a España, saliendo de Asunción en marzo de 1545. A su llegada a España, el Consejo de Indias confirmó el destierro, deportándolo a Orán (Argelia). Tras un periodo de ocho años, Felipe II le concedió el indulto y el cargo de juez en la Casa de Contratación de Sevilla. Los últimos años de su vida los pasó como prior de un convento. Falleció en 1559 (3). 
Compilacion hecha por Arturo Juarez en diciembre de 2017.

Fuentes consultadas.

1.- García-García José Manuel. “Paso del Norte Ciudad Juárez. Textos de su Historia y su Cultura (1535-1889)”. Municipio de Juárez. Primavera de 2005.
2.- Folleto: “Programa de calidad urbana. Juárez: Mírate en el nuevo milenio”. Municipio de Juárez. Administración 1998-2001.
3.- Artículo: Álvar Núñez Cabeza de Vaca; consultado el 4 de diciembre de 2017 en el Sitio de internet “Biografías y vidas”. https://www.biografiasyvidas.com/biografia/n/nunez_cabeza_de_vaca.htm
4.- Foto de la placa del monumento tomada del Folleto: “Programa de calidad urbana. Juárez: Mírate en el nuevo milenio”. Municipio de Juárez. Administración 1998-2001.
5.- Foto capturada por A.J en junio de 2017.

Conjunto escultórico “El Encuentro: los Indios Mansos y Fray García de San Francisco”




Introducción.

Conjunto escultórico de bronce en plancha de cemento dedicado a “Los Indios Manso y Fray García de San Francisco” celebrando “El Encuentro” de dos culturas.  Es una obra del artista Juan Carlos Canfield. Inaugurada el 23 de abril de 2001, dentro de los festejos para conmemorar el aniversario número 400 de la "Toma de Nuevo México" por Juan de Oñate. Patrocinada por la empresa "ADC de Juárez". Erigido durante la Administración Municipal 1998-2001. (4). El monumento se encuentra en el Parque Lineal Cuatro Siglos sobre la Avenida Juan Pablo II.






En el conjunto escultórico originalmente de 8 figuras, se observan dos misioneros franciscanos, uno de ellos con una cruz levantada, enfrentando en un “aparente dialogo” a un grupo de indios nativos, cuatro adultos y dos niños, plasmando en su expresión la sorpresa por encontrarse con los desconocidos.  Desafortunadamente el conjunto escultórico sufrió una mutilación importante en febrero de 2015, al ser “arrancada” violentamente, una de las esculturas del conjunto (que representaba a un niño indígena) con una sierra; hasta la fecha no se sabe dónde está esa pieza. (3).

 


Peripecias de Los misioneros Franciscanos, en la región.

En los documentos de los religiosos existen registrados tres intentos por fundar una misión en la región: la primera en 1630, cuando Fray Alonso de Benavides visitó a los Mansos pero los encontró renuentes a vivir en pueblo. En 1656, por segunda ocasión fueron visitados por los frailes García de San Francisco, Juan Carbajal y Pérez de Arteaga, mismos que tuvieron que retirarse ante las amenazas de muerte por parte de los Mansos, quienes se rebelaron ante la exigencia de trabajo y organización comunitaria; después de eso los franciscanos planearon con más cuidado el establecimiento de la misión….hasta que finalmente obtuvieron el laudo para destinar recursos materiales y humanos para construir una iglesia… Fray García migró con 10 familias de indios de la región para enseñar a los Mansos nómadas las ventajas de establecerse de manera sedentaria. Los nuevos pobladores iniciaron la construcción de un pequeño oratorio de lodo y troncos, así como chozas para los primeros habitantes, el 8 de diciembre de 1659 se tomó “posesión de esta conversión de Mansos y Sumanos y de todas las demás gentilidades circunvecinas que se agrupen… y en nombre de Dios dedico esta Santísima Iglesia y Conversión a la Santísima Virgen de Guadalupe…” (1).

Los “encuentros” entre los habitantes nativos de la región y los colonizadores extranjeros, fueron varios, antes de que lograra establecer un centro poblacional permanente, al estilo que deseaban los conquistadores, en seguida se listan  algunos de esos intentos históricamente reconocidos.

Otoño de 1535

Posiblemente fue el otoño de 1535, cuando Álvar Núñez Cabeza de Vaca fue recibido por los Mansos de esta región. Álvar anota en su libro su encuentro con el Río Bravo: “…Y pasamos un río cuando ya vino la tarde, que nos daba hasta los pechos; sería tan ancho como el de Sevilla y corría muy mucho (sic). Y a puesta del sol llegamos a cien casas de indios y antes que llegásemos salió toda la gente que en ellas había a rescebirnos (sic), con tanta grito que era espanto, y dando en los muslos grandes palmadas; traían las calabazas horadadas, con piedras dentro, que es cosa de mayor fiesta…Era tanto el miedo y turbación que estos tenían, que por llegar más prestos los unos que los otros a tocarnos, nos apretaron tanto que por poco nos hubieran de matar, y sin dejarnos poner los pies en el suelo nos llevaron a sus casas…” (2).

Verano de 1581

Cuarenta y seis años después la región es visitada de nuevo, el capitán Hernán Gallegos que venía en la expedición de Francisco Sánchez (alias) Chamuscado. Gallegos narra su encuentro con los indígenas. Estos le regalan a la expedición alimento y agua. El capitán describe el Paso del Río y las herramientas de caza de los indígenas, usaban un “ocae” o flecha de carrizo, los indios llevaban “bonetes con plumas vistosas…”  (2). 

Enero de 1582

Siete meses después, Antonio de Espejo narra su encuentro con el río y los habitantes de la región: “…Viajamos río arriba por cuatro días, fue cuando vino un gran número de gente que vive cerca de los lagos por donde está la corriente del río del norte. Esta gente que suma en número mayor de mil indios vive en rancherías de casas de paja. Y salieron a saludarnos hombres, mujeres y niños. Cada uno traía un regalo hecho con frutas y mucha variedad de pescado que abunda en estos lagos. También trajeron otras comidas, tanta y en tal abundancia que mucha se tuvo que perder…” (2). 

Año de 1582

Otro de los cronistas de la expedición de Espejo, Diego Pérez de Luxan, anotó en su diario como vestían los nativos, portando “un moño en las partes privadas”; Pérez llamó a los indios Tanpoachas o Tanpachoas, y describe como recibió de ellos gran cantidad de fruto de mezquite, maíz y pescado, que capturaban por medio de pequeñas redes. Pérez de Luxan no descuidó de anotar “el modo de hacer la guerra” de los indígenas: tenían arcos y flechas “de tonillo” de mezquite (2)...".

Verano de 1590

Gaspar Castaño de Sosa conduce una expedición “ilegal” de estos territorios; sin contar con la licencia del Virrey, emprendió la conquista de la Nuevo México y se hizo acompañar de 107 aventureros; fue acosado por los indios, le mataron la mayoría de sus hombres, fue arrestado por el capitán Juan Morlete por el delito de haber “expedicionado” sin el permiso de las autoridades españolas (2).

Abril y mayo de 1598

Llega a la región la gran caravana de Juan de Oñate; vienen en busca de fortuna cerca de 500 gentes, entre soldados, criollitos, hidalgos, familiares de los aventureros y autoridades civiles y eclesiásticas. Traen siete mil cabezas de ganado (vacas, mulas, bueyes, caballos, cabras, burros, cerdos, etc.). Vienen en ochenta carretas cargadas de harina, maíz trigo, y cosas de guerra: pólvora, plomo, artillería…ropa, calzado y espejuelos para los indios. La caravana cubría 5 kilómetros de largo. Los adelantados llegaron el 20 de abril a un lugar localizado 8.5 leguas río debajo de lo que es actualmente Cd. Juárez. Oñate, al ver el gran Rio Bravo, lo describe sorprendido: “…Este río más grande que el Conchos y con más agua que el Nazas, aunque su cama no es muy ancha. Es lodoso y con mucha vegetación, abundante pescado…Hay sauces, mezquites, gruesas zarzas y algunas salinas excelentes como el Guadalquivir; al que este río se parece mucho…En mayo cuatro no viajamos mucho, nos dedicamos a cruzar el río, cerca de cuarenta indios: arco turquesco, cabelleras cortadas como porrillas de Milán, copetes hechos o con sangre o con color para atesar el cabello; sus primeras palabras fueron: Manso, Manso, Micos, por decir mansos y amigos; y hacen la cruz con los dedos, y la  levantan en alto; y ayudáronos a pasar el río por el vado; y en muchas leguas no hay otro pasaje para carretas; y el vado está en treinta y un grados punctualmente (sic)…” (2).

 

Antecedentes de los pobladores originarios de la región paseña.

          A continuación, daremos una mirada a los orígenes culturales de esos habitantes. El territorio donde está localizado en la actualidad Ciudad Juárez y El Paso Texas, geográfica e históricamente ha formado parte del ahora identificado como Estado de Nuevo México de Los Estados Unidos de América, por lo tanto, se hace primero una referencia a la historia que se ha investigado sobre los pobladores de esa región estadounidense, y luego tambien se plasma la perspectiva de historiadores locales enfocada específicamente a la zona paseña.

 

Habitantes originarios en Nuevo México.     

En el texto de Myra Ellen Jenkins and Albert H. Schroeder (6) se narra que la prehistoria conocida de Nuevo México va desde aproximadamente 1,200 a. C. hasta 1,540 d. C. Durante el período más antiguo, el hombre en el hoy suroeste norteamericano, cazaba animales grandes, como mamuts, y vivía al aire libre o en refugios en cuevas. Los sitios arqueológicos más antiguos conocidos son la “Cueva de Sandia” y el “Sitio de Folson”, donde se demostró definitivamente la asociación del hombre con la fauna extinta en el suroeste norteamericano, y con investigaciones posteriores en el “Sitio de Clovis”, cerca de la “Cuenca de Anderson” (6).

A medida que los animales grandes morían durante la última fase de la edad de hielo, unos 8,000 años a. C., el cazador recurrió a la caza menor y puso más énfasis en la recolección de alimentos silvestres. Hacia la última parte del período arcaico alrededor del 3,000 a.C., también adoptó la idea de la agricultura de los vecinos de México. En la “cueva de murciélagos” en las llanuras de San Agustín del occidente de México (municipio de Coxcatlán, en el valle de Tehuacán, Puebla) se ha encontrado el maíz doméstico más antiguo hasta la fecha. Aunque esta agricultura probablemente era marginal en el mejor de los casos, restringía el ciclo de caza y recolección a áreas más pequeñas para que la gente pudiera volver a sembrar y recolectar sus cosechas en la época apropiada del año. También durante estos períodos, se desarrollaron diferencias culturales para distinguir a los nómadas más sureños dentro del Estado Neomexicano, los Cochise, de San José en la parte noroeste (6).

A medida que estas personas llegaron a depender cada vez más de sus pequeñas granjas, se volvieron más sedentarios en sus costumbres y adoptaron ideas como hacer cerámica con los vecinos de México y Arizona. Las casas de pozo para residencia durante todo el año y las estructuras ceremoniales comunales obligan a los indios que vivían en pequeñas aldeas permanentes, a intercambiar artículos que habían recogido previamente en grupos de caza y recolección. Los primeros desarrollos sedentarios en el sur y el oeste de Nuevo México se conocieron como la “Cultura Mogollón” (casas de pozo, cerámica marrón y roja y gran logia ceremonial comunitaria) y los del norte como “Los Anasazi” (casa grande, cerámica gris y pequeña logia ceremonial familiar extensa) (6).

Estas pequeñas aldeas de agricultores sedentarios probablemente relacionados con el parentesco mantuvieron contactos intercomunitarios, extrajeron hematita y turquesa, pedernal y obsidiana de canteras, así como losas para construir muros, y cambiaron por artículos que no estaban disponibles localmente, como las conchas de la costa del Pacífico. El Mogollón del suroeste de Nuevo México desarrolló gradualmente una aldea más grande, como son las “Ruinas de Woodrow”, viviendas en los acantilados del Gila, las “Ruinas de Kwilleylekia” que son viviendas en la superficie. En el centro-oeste de Nuevo México, pueblos como las ruinas del “Apache Creek” muestran una mezcla de ideas Mogollón y Anasazi (6).

En los años 1,000, los Anasazi que vivían en el noroeste de Nuevo México comenzaron a superar los logros arquitectónicos de los Mogollones ejemplificados en el desarrollo de grandes comunidades. Los Anasazi del área de “Manuelito”, el “Cañón del Chaco” y los “Monumentos Nacionales de las Ruinas Aztecas”, junto con las cercanas “Ruinas de Salmón”, desarrollaron pueblos de múltiples almacenes que encerraban una gran plaza que contenía una estructura ceremonial circular de tamaño considerable. Casi al mismo tiempo, estas personas comenzaron a usar dispositivos de control de agua para regar sus campos. También desarrollaron un complejo de caminos. Sus pueblos representan el mayor logro de desarrollo en Nuevo México en el lado oeste de la vertiente continental antes del año 1,300 d.C. varias áreas en esta parte del Estado contienen una serie de sitios que representan diferentes períodos de ocupación que abarcan de 600 a 700 años, como los distritos arqueológicos “Two Grey Hill” y “Skunk Springs”. (6).

Al este de la vertiente continental, los Anasazi en el área centro-norte del drenaje del Río Grande, recibieron ideas del oeste vía del drenaje de San José, entre los años 600 y 700. Sin embargo, cuando adoptaron la arquitectura superficial varios cientos de años después, en su mayoría construyeron casas de un solo piso de barro o de barro y madera. No fue sino hasta que una gran sequía a finales de 1,200 que obligó a muchos de los indios del lado oeste de la vertiente a abandonar sus granjas y mudarse al este, hacia el Valle del Río Grande, lo que contribuyó a que los pueblos de la parte Norte-Central de Nuevo México se convirtieran en comunidades más grandes, como se ve en el “Monumento Nacional Bandelier”, el “Castillo de la Chama” y “Tsiping” (6).

Aunque el desarrollo a lo largo del Valle del Río Grande antes del 1,300 d.C. no había sido de particular importancia, al este del valle fue aún menor. Contingentes de familias Mogollón y Anasazi vagaron por el valle, entre el 700 y el 900 d.C. en las partes sureste y noreste respectivamente del Estado (de Nuevo México), instalándose en pequeñas villas agrícolas al este de las montañas, como el “Petroglifo de los tres ríos” y el “Sitio Pueblo” (6).

Para el 1,300, estos grupos se han unido a parientes a lo largo del Río Grande o se han concentrado en algunas áreas favorables al este de las montañas, como “Pecos” y el área del “Gran Monumento Nacional Quivira”. Estos pueblos Fronterizos se convirtieron en centros comerciales para los indios de las llanuras. Después de la sequía de finales de 1,200 al oeste de la vertiente continental, algunos pueblos sobrevivieron en el área Zuni, como “Heshotauthla” y “Yellow House Ruin”, y algunos cerca de Luna, Nuevo México (6),

Como resultado de estos cambios de población, se originaron la mayoría de los pueblos principales que sobrevivieron hasta tiempos históricos, incluido Hawikuh el primer pueblo contactado por los españoles, así como Kiakima, Kwakima, Kechepewan, Matsaki y otros pueblos de habla Zuni (6).

Acoma al este, así como otros pueblos de habla Keres existentes, junto con los pueblos Tigua desde Taos Pueblo en el norte hasta Isleta en el sur, con los pueblos Tewa entre ellos, tuvieron su comienzo en los años 1,300. Los pueblos Piro en el área de Socorro y los pueblos Tompiros en la región actual de Mountainair, como Ábo y Pueblo Colorado, también se convirtieron en centros mayores en este momento al igual que Pueblo Galisteo, Pueblo de San Lázaro y otros sitios Tano en el área de la Cuenca Galisteo y los pueblos Towa de Jémez (6).

Cada uno de estos pueblos individuales o, en algunos casos, en grupos lingüísticos, habían desarrollado sus estilos particulares de alfarería. Algunos pueblos tenían ventajas económicas, como las Keres de “San Marcos Pueblo”, otros con las minas de turquesas en “Cerritos Hills”, los Jémez con sus depósitos de obsidiana, o los Tompiros con los depósitos de sal en los lagos al este de sus pueblos. Todas las fincas directamente a lo largo del Río Bravo, así como aquellas en los arroyos tributarios, fueron abastecidos por canales de irrigación. Otros pueblos lejos de las corrientes vivas, que dependían de la lluvia para sus cultivos, sufrieron mucho por una gran sequía a fines del siglo XVI. Esta situación posterior llevó al abandono de la “Meseta del pajarito”, en la que se ubican el “Monumento Nacional Bandelier” y el “Puye”, y del “Drenaje Chama” donde se ocuparon grandes sitios como un Sapawe (6). Toda la ocupación de los ríos tributarios parece haber sido afectada, incluyendo el área de Jémez. Otros que vivían de la corriente principal, como los Tompiros, lograron sobrevivir durante unos 100 años más (6).

En el momento de la primera incursión española en 1540, la mayoría de los pueblos de Nuevo México habían adoptado una plaza de planta rectangular con una plaza central rodeada de viviendas de varios pisos con terrazas detrás de la plaza. “Taos Pueblo”, con dos unidades compactas separadas por una Plaza, fue la excepción más famosa. Las casas individuales en cada una variaban de 3 a 10 o más cuartos por familia, dependiendo del número de pisos en el pueblo. Las habitaciones de la planta baja normalmente no tenían aberturas, la entrada al Pueblo se hacía por escaleras exteriores hasta la parte superior del primer piso, y otros pisos arriba. Los corrales de pavos, una variedad de perros y las tierras de cultivo cercanas eran comunes en la mayoría de los pueblos (6).

Los Apaches que entraron al suroeste norteamericano desde las llanuras, posiblemente a principios o mediados de 1,500, habían establecido relaciones amistosas con los pueblos del este en el momento de la llegada de los españoles, aunque es posible que se hayan desarrollado algunas fricciones con los Piros en el sur. Después de los asentamientos españoles, se aplicaron diferentes nombres a los grupos de Apaches, incluidos los Navajos y Utes a principios del siglo XVII, lo que llevó a los Navajos a construir sitios de mampostería en bruto en los que refugiarse, como en el distrito del “Cañon Crow”, o a concentrarse en pequeños pueblos lejos del Utes, como en “Big Bead Mesa” (6).


Mapa de la localización de los pueblos originarios de la región de Nuevo México y paseña. Preparado por Arturo Juárez con la información obtenida de las siguientes fuentes:  

-“New Mexico Atlas and Gazetter”. Cuarta Edición. DeLorme. 2006;

-Myra Ellen Jenkins y Albert H. Schroeder. “A brief history of New Mexico”. Publicado por  Cultural Properties Review Committee. The University of New Mexico Press. Albuquerque 1974.

-Darío Oscar Sánchez Reyes. “Ciudad Juárez: El legendario Paso del Norte. Orígenes.” Primera edición 1994. Meridiano 107 Editores. 

 Los pobladores originarios en la región paseña

El historiador Martín González de la Vara en su texto (7) nos comunica sobre los grupos indígenas de la región de El Paso: desde las épocas de las expediciones de Agustín Rodríguez y Antonio de Espejo, se sabía que las riberas del Bravo estaban habitadas por diversos grupos indígenas. En realidad, lo que los pobladores del norte de Nueva España llamaban “desierto” era parte bien poblada y conocida del mundo indígena. Las evidencias más tempranas de presencia humana en los alrededores de la región se remontan a una antigüedad aproximada a los 12 mil años y se reducen a una serie de puntas de flecha de tipo Clovis y Folsom encontradas en las cercanías de las montañas Guadalupe, Tularrosa y Palomas, que nos hablan de grupos cazadores y recolectores. Ya para nuestra región, hay vestigios de presencia humana de hasta aproximadamente 9 mil años de antigüedad hallados en varios sitios cercanos a El Paso, Orogrande, Doña Ana y Samalayuca…(7)

Para épocas más recientes dentro de nuestra era, si bien en la zona no encontramos vestigios de lo que llamamos en ocasiones “alta civilización”, hay ciertas evidencias que vinculan a los pobladores de nuestra región con algunas de las culturas más desarrolladas de los actuales norte de México y suroeste de Estados Unidos. En varios sitios se hallaron evidencias de que ya se comerciaba con los lugares lejanos, pues se encuentran conchas del Golfo de California y cerámica similar a la encontrada en otras partes de Nuevo México y Arizona. Para el año 1000 d.C. hay la certeza de que había un importante desarrollo agrícola, aunque no se abandonaba del todo la caza y la recolección. Las distintas huellas dejadas por estos grupos los ligan con los indios pueblos de Nuevo México, con la tradición cultural llamada Jornada Mogollón y, tal vez con la cultura de Casas Grandes (7).

Sabemos que hacia el año 1450 y debido posiblemente a una prolongada época de sequías, los grupos indígenas de la región experimentaron un aparente retroceso de su civilización al abandonar poco a poco la agricultura para dedicarse más a la caza, la pesca y la recolección. Así para finales del siglo XVI ya contamos con las descripciones hechas por los expedicionarios españoles que, con frecuencia, son contradictorias entre sí pero que nos dan información más detallada acerca de los grupos indígenas de la zona. En general, las crónicas nos hablan de tres pueblos indígenas que vivían en casi las mismas condiciones pero que tenían culturas e idiomas distintos y que ocupaban sus propios territorios: los Jumanos, los Sumas y los Mansos (7).

En 1582, la expedición de Espejo se topó con los indios sumas, que ocupaban un gran trecho de la Ribera del Río Bravo entre las actuales poblaciones de San Elizario y Ojinaga. Los Sumas practicaban la agricultura y tenían algunos pueblos permanentes hechos con casas hechas de adobe, pero también necesitaban de la caza y la recolección para sobrevivir y por ello construían habitaciones temporales con ramas que los españoles llamaron rancherías. Aunque ocuparon un territorio muy amplio debido a que eran seminómadas, no parece que hayan tenido unidad política (7).

Los Jumanos eran un pueblo emparentado con los Apaches, de tradición nómada de la zona de las planicies, pero con frecuencia se acercaban a la margen izquierda o norte del Río Bravo y entraban frecuentemente en contacto con los Sumas y en ocasiones con los Mansos (7).

Remontando el río en su camino hacia el norte, los españoles no tardaron en encontrarse con los indios mansos. En un principio este grupo recibió el nombre de indios Tanpoachas o Gorretas, pero luego los llamaron mansos porque, según las crónicas, ellos mismos se presentaban con los españoles como amigos y decían ser “mansos”. Al parecer este grupo no practicaba la agricultura ni tenía poblaciones permanentes, pues vivía de la caza, la recolección y la pesca en el Río Bravo, actividades que los convertían en nómadas. Así los mansos parecían estar menos “civilizados” que lo sumas, pero fueron quienes más contacto hicieron por los viajeros que iban y venían de Nuevo México (7).

Casi todas las crónicas de la época destacan el carácter salvaje y al mismo tiempo amistoso de los Mansos…(7).

Además de Mansos y Sumas, la región era habitada ocasionalmente por otros grupos. Se sabe que los sumas mantenían comercio con los indios tiguas y piros de Nuevo México y qué tanto ellos como los mansos tenían relaciones de guerra intercambio con otros nómadas como los apaches. En resumen, podemos afirmar que la zona de El Paso en tiempos prehispánicos distaba mucho de ser un desierto y que el Río Bravo, sus valles y montañas daban el sustento a varios grupos indígenas que convivían -no siempre pacíficamente- en sus márgenes (7).

Darío Oscar Sánchez Reyes en su texto de 1994 (8), nos detalla las características particulares de los pobladores originales en el áreas de el Paso del Rio del Norte: …Es significativa la existencia de diferentes versiones sobre el nombre dado a las tribus que poblaban la región paseña... Vetancourt al hablar de la vida de Fray Tomás Manso dice: “…Fue Procurador de la Custodia de Nuevo México, con tanta caridad con los religiosos y soldados, que hasta hoy le aclaman por padre, con tanta fama entre los bárbaros, que encontrando algunos para señal de paz decían “Manso, Manso”; poniendo su nombre por escudo a su defensa, y así a los del Paso, que hoy es Guadalupe, se les quedó el nombre de Mansos, perpetuándose su nombre en la nación…” (8).

Aunque Los viajeros del Camino Real encontraban en El Paso del Norte a los Mansos, estos se extendían por toda la región, y sus principales rancherías se ubicaban hacia el norte. Beckett y Corbett, citando a Pedro de Rivera, el Inspector General de los Presidios en 1726, ubican la aldea principal de los Mansos a 21 leguas (unos 101 Km) al norte de El Paso, señalada en el mapa de Miera y Pacheco de 1779 como “Ranchería Grande”. Las actuales montañas Franklin y Órgano, fueron conocidas en el siglo XVIII como la “Sierra de los Mansos”. Sus tribus vecinas eran las de los Piros hacia el norte, y la de los Sumas hacia el sur; estos últimos ocupaban una amplia faja de territorio del norte de Chihuahua; desde Casas Grandes hasta Ojinaga. Cercanos se encontraban también los Apaches, tribus atapascanas nómadas de Norteamérica avanzando cada vez más hacia el sur (8).

Respecto a los Mansos, los investigadores han realizado trabajos recientes tendientes a lograr su identificación étnica y la relación que guardaban con las tribus vecinas. La discusión académica se ha centrado en torno al lenguaje. Forbes demuestra que los Mansos, al igual que los Janos, Jocomes y Sumas, hablaban lenguas atapascanas; apoyado en la relación que guardaban con Los Apaches y en fuentes primarias que relacionan a los grupos indígenas y sus lenguas. Forbes en sus investigaciones concluye que dichas tribus eran Apaches; sin embargo, otros los identifican como de habla Uto-Azteca, ya que la relación de los grupos entre sí puede ser probada, pero de estos con los Apaches no del todo. Beckett Corbett señalan con evidencias que el lenguaje de los Mansos era sonorense, más relacionado al Tarahumara, Varojio, Yaqui, Mayo y Ópata; que, al Pima, Tepehuan y otros Uto-aztecas (8).

En lo correspondiente al terreno de la antropología y arqueología, existe una corriente qué trata de comprobar y evidenciar la continuidad de población del área de Ciudad Juárez, El Paso y Las Cruces, partiendo del supuesto que los Mansos descendían de los hombres de la “Fase El Paso” del área cultural “Jornada-Mogollón”, que eran sedentarios, con casas de adobe, y que se tienen registrados varios de sus sitios arqueológicos. De acuerdo con la suposición, los sitios pertenecientes a dicha fase cronológica fueron entonces de la cultura de los Mansos (8).

Recientemente se ha determinado el abandono del área “Jornada-Mogollón” al final de la “Fase El Paso”, entre 1,400 y 1,450 d. C., mediante trabajos basados en las técnicas modernas de fechado aplicadas en los sitios arqueológicos. Algunos arqueólogos señalan a la “Fase El Paso” como la etapa final de “Jornada-Mogollón”, y el hecho de que su gente permaneciera en la región y abandonara la agricultura para dedicarse a la recolección (8).

La corriente mencionada sugiere que pudieron existir fluctuaciones climáticas que originaron una crisis en los medios de subsistencia. Beckett y Corbett creen que no se dio un abandono de los pueblos Jornada-Mogollón, sino un cambio en los patrones de asentamiento humano, dejando las construcciones permanentes por aldeas fácilmente trasladables; adaptándose a las condiciones ribereñas. Lo anterior es apoyado por excavaciones recientes, en las que se ha localizado cerámica clasificada como “El Paso Brown”, “El Paso policroma” y “Chupadero blanco en negro”; cuya cronometría ha señalado fechas de 1,530 a 1,600 d.C., qué bien pudieron haber sido elaboradas por los Mansos, quiénes no perdieron sus costumbres de alfarería (8).

En cuanto a los hechos históricos relevantes de los Mansos, se encuentra los acontecimientos durante la construcción del templo de la Misión de Guadalupe; cuando estos se rebelaron en 1667, actuando el alcalde Mayor Andrés López de Gracia, quién ajustició a dos de los instigadores, colgándolos. En la misma época, los mansos y su “capitán” Chiquito, se unieron a los apaches para volver a enfrentarse con los colonos. Chiquito era el líder de los mansos no conversos, que aprovechaba cada situación para poner en riesgo la estabilidad de la misión; sus seguidores, muy probablemente serían los de la ferocidad descrita por los cronistas (8).

Al refugio de los habitantes de la provincia de Nuevo México, en El Paso, ante la revuelta general de los indios pueblos de 1680, nuevamente los mansos planearon una rebelión que estuvo a punto de provocar la pérdida del reducto hispano, si los conversos no hubieran advertido a tiempo al gobernador Domingo Gironza Petris de Cruzate. Los mansos rebeldes se vieron obligados a huir a la ranchería del capitán Chiquito, localizado unas leguas al norte.

Algunos mansos conversos permanecieron fieles y con otros se pactó la paz en 1686. En 1691, la Misión de San Francisco de los Mansos fue fundada por Francisco de las Vargas a 8 o 9 leguas (38 a 43 Km) al norte de El Paso, siendo abandonada poco tiempo después (8).

Todavía en 1751 se mencionan en los registros del archivo de Paso del Norte (Archivo Histórico Municipal de Ciudad Juárez) a los Mansos como uno de los grupos étnicos en la región (8).

Dado que la Misión de Guadalupe reuniera a otros grupos étnicos, los Mansos perdieron su identidad al mezclarse con tribus más numerosas como los Tigua, una situación semejante ocurrió con los Piros de Senecú. En 1773, un cronista anónimo de El Paso del Norte refirió a los Mansos como un grupo totalmente extinguido. Bandelier, en 1883, registra a un “último Manso” en El Paso del Norte: el cacique Nicomedes Lara, probable descendiente de esta tribu que vivía en “El Barreal” a la orilla de la villa. En 1901 el investigador Walter Fewkes, del Buro Americano de Etnología, visita Ciudad Juárez, ubicando 50 personas que se podían considerar como Piros, en Senecú; recoge algunas narraciones y estudia también a los Tigua (8).

Según Beckett y Corbett en la segunda mitad del siglo XIX (alrededor de 1851) muchas de las familias indígenas de la Misión de Guadalupe se mudaron al área de Las Cruces, y reuniéndose con otros migrantes de Senecú e Ysleta del Sur, formaron el grupo conocido actualmente como “Indios tortugas” o “Indígenes (sic) de Guadalupe” (8).

Compilación hecha por Arturo Juárez en junio de 2017 y revisada con la información relativa a los pueblos originarios, en agosto de 2023.

 

Fuentes consultadas.

1.-Santiago Guadalupe/Berumen Miguel Ángel. “La Misión de Guadalupe”. Cuadro por Cuadro. Berumen y Muñoz Editores. 2004.

2.-García-García José Manuel. “Paso del Norte Ciudad Juárez. Textos de su Historia y su Cultura (1535-1889)”. Municipio de Juárez. Primavera de 2005.

3.- Castro Salvador. 'Desaparece' escultura del Monumento a los Indios Mansos. El Diario. Domingo 22 de febrero 2015. http://diario.mx/Local/2015-02-22_fc71ded8/desaparece-escultura-del-monumento-a-los-indios-mansos-/

4.-Folleto: “Programa de calidad urbana. Juárez: Mírate en el nuevo milenio”. Municipio de Juárez. Administración 1998-2001.

5.- Fotografía de la placa tomada del folleto: “Programa de calidad urbana. Juárez: Mírate en el nuevo milenio”. Municipio de Juárez. Administración 1998-2001.

6.- Myra Ellen Jenkins y Albert H. Schroeder. “A brief history of New Mexico”. Publicado por  Cultural Properties Review Committee. The University of New Mexico Press. Albuquerque 1974.

7.- Martín González de la Vara. “Breve historia de Ciudad Juárez y su región”. Edición del Colegio de Chihuahua. Colección Miradas. 2002.

8.- Darío Oscar Sánchez Reyes. “Ciudad Juárez: El legendario Paso del Norte. Orígenes.” Primera edición 1994. Meridiano 107 Editores.

9.- Otras fotografías capturadas por Arturo Juárez en junio de 2017 y agosto de 2020.                                         



Escultura ecuestre de Juan de Oñate.


Panorámica del monumento de bronce  de Juan De Oñate. Fotografía capturada por Cristy Juárez D.L en el año 2000. 

Origen de la fotografía: proporcionada por el Ing. José Luis Escobedo S. Capturada el día de la inauguración el 21 de septiembre de 2000. Muestra como lucía el monumento ese día. 



Introducción:
                Estatua ecuestre de bronce de Juan De Oñate, con basamento de mampostería cubierta de piedra de cantera. Localizada en el Parque Lineal “Cuatro Siglos” sobre el  Boulevard Juan Pablo II, a la altura de la Calle Arizona.   La obra artística se debe a la inspiración de “Gogy”, Georgina Farías, escultora mexicana, que concretizó una estatua artística que irradia esplendor (1). La fundición de la escultura estuvo a cargo del maestro Ernesto Contreras en la Ciudad de México. Fue inaugurada  el 21 de Septiembre de 2000, como parte de la conmemoración de los 400 años, del paso de los conquistadores  por estas latitudes. Administración Municipal 1998-2001 (Alcalde Gustavo Elizondo). La escultura fue donada por las empresas "Productos Eléctricos Diversificados S.A." y "Auto-Electrónica de Juárez" filiales de la compañia "Yazaki North América" (6). 

La placa de bronce original contenía la siguiente leyenda:

El H. Ayuntamiento de Juárez

Agradece el apoyo entusiasta

Y el patrocinio a la empresa

YNA DCBU

Yazaki North America – EWD

Productos Eléctricos Diversificados S.A. de C.V.

Autoelectrónica de Juárez S.A de C.V.

En la realización de esta escultura

Juan de Oñate

De la artista mexicana

Gogy

El arte es la expresión que une a los pueblos

Ing. Gustavo Elizondo Aguilar

Presidente Municipal

Septiembre 2000      Municipio de Juárez

Administración 1998-2001

Origen de la fotografía: proporcionada por el Ing. José Luis Escobedo S. capturada el día de la inauguración el 21 de septiembre de 2000. Placa original del monumento.







Origen de la fotografía: proporcionada por el Ing. José Luis Escobedo S. capturada el día de la inauguración en septiembre 21 de 2000. Muestra al Presidente Municipal Elizondo haciendo la develación de la plac, lo acompañan la autora artística Gogy y funcionarios de YNA-EWD. 


Historia de Oñate en la región:
El 21 de septiembre de 1595, Juan de Oñate solicitó del Virrey Velazco capitulaciones para la conquista y poblamiento del Nuevo México, firmándose el 21 de octubre del mismo año. Juan de Oñate sale de Zacatecas con una caravana formada por 400 colonos. Llevaba 83 carretas y más de siete mil cabezas de ganado mayor y menor (3).
Después de tres meses de azarosos incidentes, Don Juan de Oñate y los expedicionarios llegaron a los márgenes del Río Bravo el día 27 de abril. Durante tres días, Oñate y sus lugartenientes reconocieron el terreno en busca de un vado apropiado para el paso de la caravana. El día de la Ascensión, 30 de abril de 1598, Oñate hace construir “en un copado y apacible bosque, una graciosa iglesia de una nave, capaz para que todo el campo junto, pudiese caber sin apretarse”, en donde cantaron una misa muy solemne… como culminación de las celebraciones de ese día Juan de Oñate se dispuso ejecutar en nombre de su majestad Fernando Segundo, la posesión jurídica de todos los reinos y provincias de la Nuevo México sobre el Rio Grande del Norte. En ese momento nació un nuevo reino de la Corona de Castilla… Cinco días después y cinco y media leguas (30 km) rio arriba, el 4 de Mayo; Oñate y su contingente  llegaron al lugar en donde el rio doblaba al norte y se metía entre dos macisos montañosos; era el lugar en donde lo tenían que atravesar. Era el paso…El Paso del Norte del Rio Grande (2). Ese vado del Rio, luego se convertiría en el paso obligado en el trayecto al nuevo territorio (3).  

Gaspar de Villagrá (10) acompañaba como militar y cronista, a la expedición de Oñate por Nuevo México, y en verso plasmó sus impresiones de la colonización. A continuación se trascriben segmentos, con algunas adecuaciones al texto, del transito por la región de Villagrá donde describe los escenarios naturales y a los pobladores  que habitaban ya, la zona de la actual Ciudad Juárez y El Paso Texas.  

Segmentos del Canto XIV (10)

“…Mandó el Gobernador que sin tardanza,

El Sargento saliese y se aprestase,

Con cinco compañeros escogidos,

Y diestros en nadar, para qué buscasen,

Algún seguro vado al bravo río,

Para que por el todo vuestro campo,

Seguro y sin zozobra le pasase,

Y poniendo por obra aquel mandato,

Salió Carvajal, y Alfonso Sánchez,

Y el gran Cristóbal Sánchez, y Araujo,

Y yo también con ellos porque fuese,

El número cumplido de los cinco,

Ya andando embebecidos todos juntos,

En busca de buen vado cuidadosos,

De súbito nos fuimos acercando,

A unos pajizos ranchos donde salieron,

Gran cantidad de bárbaros guerreros,

Y por ser todo aquello pantanoso,

Y no poder valernos de las armas,

Así para los bárbaros nos fuimos,

Mostrándonos amigos agradables,

Y como el dar, al fin quebranta peñas,

Dándoles de la ropa que tuvimos,

Tan mansos los volvimos, y amorosos,

Tanto que cuatro de ellos se vinieron,

Y un lindo vado a todos nos mostraron…

 Segmentos  del Canto XV (10)

“…vueltos al gran trabajo levantaron,

A todo vuestro campo, y le pusieron,

De esa otra banda de las aguas turbias,

Que del norte descienden en un puesto,

Seguro y abundante de buen pasto,

Cuya grandeza, juntos la asentaron,

Desnudos y descalzos quebrantados,

A fuerza de sudor, y de los brazos,

Hechos pedazos todos, ya rendidos,

…El campo fue marchando las riveras,

De este copado río caudaloso,

Cuyos incultos bárbaros groseros…

…Estos con gusto bien nos ayudaron,

A pasar por sus tierras sin recelo,

Y estando ya señor para dejarlos,

Tomando otro derrotero de este río…” (10)

El Diccionario Histórico de Chihuahua (3) le da el merito a Oñate por traer a estas tierras entre otras cosas, la cultura de la persistencia y el ganado criollo español; que representó la modificación de la economía de estos parajes. Los asentamientos que él y sus colonos establecieron fueron los primeros asentamientos europeos en lo que hoy es el suroeste de Estados Unidos. (3).

Para algunas personas estudiosas de la historia regional, "La Toma de Nuevo México" y el recorrido de Oñate por el vado del Rio Bravo en Paso del Norte, debe establecerse como la fecha real de  la fundación del núcleo poblacional que es ahora Ciudad Juárez. A continuación se exponen los argumentos de dos perspectivas al respecto, aunque ninguna de ellas cita referencias de sustento documental.

 I.- Ramón del Pando publicó un artículo (9) redactado por Filiberto Terrazas sobre Juan de Oñate donde se menciona que: “…El cronista real Jhoan Pérez de Donis, consigna: >>estábamos en el lado sur del río, cerca de donde da la vuelta al Levante; hubo sermón, gran solemnidad eclesiástica y seglar, gran salva y alegría, y a la tarde comedia; se bendijo el estandarte real y se entregó a Francisco de Peñalosa, Alférez Real<<. Estamos en el día 30 de abril de 1598. Para dar formalidad a la comunidad -hoy llamada Ciudad Juárez- se levanta el acta de fundación, cuyo original se conserva en el archivo de Indias de Sevilla….Encabezadas por un hombre, Francisco Sánchez, unas 30 familias acompañadas por un pelotón de 10 soldados y un cura catalán, deciden formar un pie de población a la vera del Río Grande, donde tendrían pescado, gallinas y semillas de diversos géneros para abrir la agricultura en tan pródigas tierras. Además contaron con la ayuda de alrededor de 40 “indios mansos” bautizados, quienes quedáranse con sus familias a vivir en la comarca…(9).

 II.- El Diccionario Histórico de Chihuahua de 1996 (3) cita lo siguiente: “….Los frailes celebraron la Santa Misa de Acción de Gracias el 30 de abril de 1598, al término de la cual el Adelantado don Juan de Oñate tomó posesión >>…de todos los reinos y provincias del Nuevo México, sobre el Río Grande del Norte, en nombre de Nuestro señor Rey Don Fernando Segundo<<. El punto dónde se celebraron estos actos históricos, fue dónde se fundaría la Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de los Mansos del Paso del Norte, actual Ciudad Juárez. El 4 de mayo cruza Oñate y su contingente, el vado del Río Grande, que luego se convertiría en el paso obligado al nuevo territorio y se le conocerá como “Paso del Norte del Río Grande”, para penetrar al Nuevo México…”. Aunque en contrapunto, el mismo Diccionario cita que: “…en 1598, el adelantado Juan de Oñate  había tomado posesión de esas tierras en nombre de la Corona Española, pero sin dejar fundaciones. La cabecera Ciudad Juárez, fue fundada como Misión el 8 de diciembre de 1659 por Fray García de San Francisco…” (3).

Hay que mencionar que existe una narrativa (5) desfavorable de la estancia de Juan de Oñate en Nuevo México, durante la conquista del territorio: Oñate exigió que la población indígena prometiera lealtad a España y el Papa. Como súbditos de España, la población indígena fue requerida a pagar impuestos y tributos a la corona española. En 1599, los habitantes de Acoma se negaron a entregar los impuestos requeridos. Se produjo un levantamiento, y los indígenas mataron a 13 soldados españoles. Al enterarse Oñate, ordenó que el pueblo fuera destruido. Hubo sólo unos 200 sobrevivientes, de una población de casi 2,000. Los hombres indígenas en edad de combatir fueron condenados a la amputación de un pie, seguido de 20 años de servidumbre. Años más tarde, Oñate fue juzgado en la Ciudad de México y condenado por una docena de cargos, incluido el uso de fuerza excesiva contra los habitantes de Acoma (5). En 1606 fue expulsado de Nuevo México para el resto de su vida; viajó a España. Murió en junio de 1626 (7). 

Compilacion hecha por Arturo Juarez en octubre de 2017; revisada y aumentada en abril de 2021 y julio de 2021.

Fuentes Consultadas:

1.- Chávez Armando B. Texto: “Historia de Ciudad Juárez Chih.”.. Editorial Pax México. 1991.
2.- Monroy del Rio Juan Manuel. Folleto “Paso del Norte 400. Don Juan de Oñate toma posesión de La Nueva México”. Folleto distribuido con motivo de la inauguración del monumento. Patrocinado por la Administración del Municipio de Juárez 1998-2001 y por Yazaki North América. 2000.
3.- Martínez García Bonifacio y Reaza Escárcega Juan Pablo, Texto: “Mi Diccionario histórico de Chihuahua”. Centro Librero Juárez. 1996.
4.-Sitio de Internet de Georgina Farías: Consultado el 25 de septiembre de 2017 en el sitio: http://www.gogy.com.mx/escultura/
5.- “The Last conquistador. Background. Juan de Oñate”. PBS-POV. Consultado el 24 de octubre de 2017 en el Sitio: http://www.pbs.org/pov/lastconquistador/background/
6.-Folleto “Programa de Calidad Urbana,  Juárez: mírate en el Nuevo Milenio”. Administración Municipal 1998-2001.
7.- Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografía de Juan de Oñate. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Consultado el 24 de octubre de 2017 en el sitio:  https://www.biografiasyvidas.com/biografia/o/onate_juan.htm
8.- Fotos capturadas por Cristy Juárez  D.L. en septiembre 2000 y A. Juárez en agosto de 2020. 
9.- José Ramón del Pando. Artículo: “Juan de Oñate” (dos partes). Revista Semanario 1243 y 1244, publicadas el 12 y 26 de septiembre de 2016. Refiriendo conferencia de Filiberto Terrazas hecha en julio de 2016 en la Ciudad de México. 
10.- Gaspar de Villagrá. Texto “Historia de Nuevo México”. Edición de Mercedes Junquera. DASTIN S.L. Madrid España. Crónicas de América. 2003. Interpretación libre hecha por Arturo Juárez.


Monumento “El jinete” (“The equestrian”). 

En la ciudad de El Paso Tx.

Panorámica de la monumental escultura de bronce “The equestrian”/ “El jinete”, de 11 metros de altura y 18 toneladas de peso en la entrada del Aeropuerto de El Paso Tx. Inaugurada en abril de 2007. Fotografía capturada por Arturo Juárez en abril de 2022.

Introducción         

En la vecina ciudad de El Paso Texas, en la entrada del Aeropuerto Internacional por la vialidad Terminal Drive North, existe una colosal estatua inaugurada el 21 de abril de 2007, dedicada a los conquistadores españoles que cruzaron por el área a finales del siglo XVI, identificada como “The equestrian”/ “El jinete” (2). La representación muestra a una figura humana sobre un caballo en una pose gallarda durante la llamada “La toma”, el acto de reclamar tierras indígenas para la corona (3). En un principio, la escultura sería dedicada a Juan de Oñate, pero las protestas que surgieron, principalmente entre los descendientes de los pueblos originarios de la región, impidieron que se le colocara ese nombre. La estatua es parte de un proyecto de 12 monumentos dedicadas a los viajeros distinguidos del suroeste estadounidense. El proyecto total costó $2,063,000; el aeropuerto aportó $763,000, incluyendo la base y también reembolsaron a la ciudad su contribución original de $61,875. que había sido asignado cuando la estatua estaba destinada a un sitio en el centro de la ciudad. Los 1.3 millones de dólares restantes provinieron de donaciones, de personas, fundaciones y corporaciones de El Paso. La donación privada más cuantiosa fue por $390,000 de la Fundación Robert E. and Evelyn McKee (1).

Placa con los datos de inauguración de la monumental escultura de bronce “The equestrian”/ “El jinete”. Fotografía capturada por Arturo Juárez en abril de 2022.


Placa de agradecimiento a los esposos Robert y Evelin McKee, patrocinadores importantes en la edificación de la  escultura de bronce “The equestrian”/ “El jinete”. Inaugurada en abril de 2007. Fotografía capturada por Arturo Juárez en abril de 2022.

Descripción.

          La estatua es creación de John Sherrill Houser y su equipo de producción, el proceso de planeación y edificación tomó cerca de 10 años y la inversión de más de dos millones de dólares. La escultura de bronce de 11 metros (36 pies) de alto y 18 toneladas de peso, está montada en una base de 2.4 metros (8 pies) de altura; y la literatura de la época de inauguración de la estatua (2007), mencionaba que era “El monumento ecuestre más grande del mundo” (1).

Otro angulo panorámico de la monumental escultura de bronce “The equestrian”/ “El jinete”. Fotografía capturada por Arturo Juárez en abril de 2022.

Acercamiento a la escultura de bronce “The equestrian”/ “El jinete”, en la entrada del Aeropuerto de El Paso Tx. Inaugurada en abril de 2007. Fotografía capturada por Arturo Juárez en abril de 2022.

Según Liza Kay Tate del periódico El Paso Scene (1), los detalles del yelmo de la escultura se tomaron de un casco de conquistador encontrado en una caverna de lava en Nuevo México, y está actualmente en exhibición en el palacio de los gobernadores en Santa Fe, el casco data de la época de la expedición de Oñate. Para los detalles del escudo de armas de Oñate y otros artículos, Houser viajó a España y modeló el rostro de la figura a partir de uno de los descendientes de Oñate. Incluso el caballo tiene su historia, ya que su modelo fue un semental andaluz, la raza preferida por los conquistadores españoles, aunque este se encontró en una hacienda de caballos en Canutillo. El monumento no fue solo un logro artístico, fue una hazaña de ingeniería. Debido a la posición de encabritamiento del caballo, la postura más difícil para cualquier monumento ecuestre de cualquier tamaño, la mayor parte de su apoyo y peso debía colocarse en las patas traseras y la cola. El monumento puede soportar vientos de hasta 249 Kph (155 mph) según la información publicitada de los 12 viajeros. El monumento pesa 16 toneladas en acero y utilizó bronce de 9.5 mm (3/8”) a 12 mm (1/2”) de espesor. Por mencionarlo, sus pezuñas miden 61 cm (2 ft) de ancho. El jinete estuvo sin hogar durante algún tiempo hasta que Patrick T. Abeln, director del Aeropuerto Internacional de El Paso, sugirió que la entrada del estacionamiento del aeródromo sería el sitio idóneo, y ofreció más de $700,000 en fondos para la finalización del proyecto, el Concejo de la Ciudad de El Paso votó la aprobación en 2003 (1).


Placa de agradecimiento a parte de los patrocinadores de la edificación de la escultura de bronce “The equestrian”/ “El jinete”. Inaugurada en abril de 2007. Fotografía capturada por Arturo Juárez en abril de 2022.

La controversia de la denominación.

Liza Kay Tate (1) menciona que, en los antecedentes de la edificación, nombrar al monumento como Juan de Oñate parecía una opción lógica, pero a lo largo de los años, aumentó la controversia sobre la idoneidad de Oñate; los críticos se centraron en sus supuestos (sic) abusos contra los nativos americanos. Después de casi una década de debates muy publicitados sobre el carácter y el legado de Oñate, el entonces alcalde de El Paso, John Cook, propuso cambiar el nombre del monumento a “The equestrian” (El jinete) para ayudar a destrabar el proyecto y calmar parte de las protestas (1).

El historiador paseño David Dorado Romo en un artículo al respecto (3) señala que la estatua durante mucho tiempo ha sido tema de controversia. Las protestas encabezadas por la Alianza Indígena del Suroeste, compuesta por miembros de la comunidad Acoma, la tribu Manso-Piro-Tiwa y otros activistas de los pueblos originarios y fronterizos, durante la inauguración oficial de la estatua en 2007 recibieron amplia cobertura. La mayor parte del debate en torno a la estatua se ha centrado en si un monumento subvencionado públicamente, debería celebrar a un hombre que fue destituido y condenado por la misma corona española, por las atrocidades cometidas contra las comunidades indígenas bajo su gobierno…En junio de 2020, la ciudad de Albuquerque removió una estatua de Oñate después de que manifestantes intentaran derribarla. Recientemente, la “Escuela Secundaria Oñate” en Las Cruces, Nuevo México, cambió de nombre como resultado del activismo comunitario. Los funcionarios de la ciudad de El Paso hasta ahora, han ignorado los llamados para eliminar “The equestrian” (“El jinete”)... (3).

El documento de Dorado Romo (3) también menciona que, en el año 2002, Houser le dijo al New York Times que esperaba que la gigantesca estatua de Oñate le diera “un poco de inmortalidad”. “El principal desafío para nosotros es crear algo lo suficientemente poderoso y de tal calidad artística que la gente quiera mantenerlo”, dijo Houser entonces. “El bronce perdurará durante miles de años. Todas las disputas políticas perecerán” … Yolanda Leyva, profesora adjunta de historia en la Universidad de Texas en El Paso, ve la creencia del escultor Houser en la permanencia de la historia monumental no solo como demasiado optimista sino contraria a lo que la historia misma nos enseña. Leyva ayudó a organizar la protesta en la inauguración oficial de la estatua en 2007 junto con la Alianza Indígena del Suroeste y continúa abogando por la remoción de la estatua de Oñate. “La estatua de Oñate pone la supremacía blanca en un pedestal. Pero la memoria histórica está en constante cambio. Poner a un conquistador en un pedestal es ignorar la otra parte de la historia. Invisibiliza trescientos años de colonialismo que todavía está profundamente arraigado en nosotros y del que debemos sanar”; “Lo que elegimos honrar, respetar y elevar hoy, no es lo que será honrado mañana. Los pedestales no son permanentes”; dijo Leyva (3)...

Compilación hecha por Arturo Juárez, originalmente en abril de 2021 y complementada en abril de 2022.

Fuentes consultadas:

1.- Liza Kay Tate. Artículo “The equestrian saga” publicados en el periódico “EPscene” en su edición impresa de noviembre de 2006.

2- Artículo: “Riding high” publicado en la revista impresa “El Paso works for growth” editada en abril de 2007 por The Greater El Paso Chamber of Commerce.

3.- David Dorado Romo. Articulo: “The racist history behind El Paso’s XII Travelers” (La historia racista detrás del memorial de los XII viajeros de El Paso). Publicado el 28 de septiembre de 2020, consultado el 20 de abril de 2022 en el sitio del Texas Observer,  https://www.texasobserver.org/the-racist-history-behind-el-pasos-xii-travelers-memorial/


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